domingo, 20 de enero de 2013

Estado Zombie

Aún recuerdo cuando llegué a casa, del colegio, y vi a mi hermana tumbada sobre el sofá multicolor, relleno de plumas, que está en nuestra sala; con dos pequeños regalos de la vida.
Ella estaba callada, sosteniendo las dos cachorras y viéndolas como se paseaban de manera tambaleante sobre y entre los cojines de ese sillón; estoy seguro de que sentía vértigo al inundarse en la belleza de dos vidas recién llegadas.

Normalmente vamos por la vida como en "Estado Zombie", un modo de vivir en automático que no nos permite detenernos un segundo y mirar a nuestro alrededor para asombrarnos de las maravillas con las que convivimos, de lo fabuloso que tenemos y lo sorprendente que somos cada uno de nosotros.

"El Estado Zombie" es esa configuración humana que nos oculta lo bueno del mundo y sólo nos permite ver la parte oscura de la luna, sin dar espacio a concebir una realidad diferente, tanto de nosotros como del entorno, pero si no viviéramos así (al menos pocas veces al día) no tendríamos nuevas sensaciones y emociones porque lo asombroso ya sería rutinario. Sin embargo, nos obliga a esforzarnos para encontrar el magnánimo sentido del ser y de vivir.

Cada vez que veo a Estrella (la dálmata de la foto) traigo a mi cavilación el vértigo que se siente al apreciar la felicidad y la vida -suspiro- sin peros, si no tal como es: un perfecto estado vértigo, donde se funden las realidades de cada ser vivo con la dosis perfecta de tragedia y bonanza.

Sin lugar a dudas vivir es estar con una eterna sensación de vértigo.




Esta entrada la he escrito con la finalidad de compartir mi posición ante la vida con ustedes y demostrar que vivimos en un mundo perfecto, donde no existe una cosa sin la otra, que aunque pretendamos erradicar "el mal" no nos damos cuenta que este forma parte del bien, porque le permite existir.

Nadie conocería la luz si no hubiese estado entre sombras.

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